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El llamado al diálogo ya no es del Gobierno, es de los movimientos sociales

Existe diálogo mientras se acepta al gobierno y sus tesis, pero al abordar temas de la sociedad y discrepar, el gobierno amenaza con la cárcel y la represión, el diálogo se vuelve subversión…

Cuando se coincide con la visión del poder, mientras la agenda del gobierno sigue sin contraparte, entonces está instaurado el diálogo social; pero, si el diálogo va a versar cobre temas de la población, entonces, vuelven los calificativos y las amenazas a los sectores sociales, razonó en Nina Radio e catedrático Napoleón Saltos, analista de Nina Radio.

Hay muchos temas que afectan la vida de la gente y saber también que organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional, (FMI), exigen al país el cumplimiento de requisitos que merman el poder adquisitivo de los ecuatorianos, como condición para tramitar con éxito cualquier crédito; entonces viene la confrontación social y el diálogo ya no tiene punto de encuentro con los gobiernos, sugirió el analista.

La protesta social como un vehículo de diálogo pacífico y de alto contenido…

El diálogo existe mientras exista obediencia y sumisión; cuando hay respuesta, «se acabó el diálogo»…

Ahí llegan los anuncios de represión y cárcel porque antes, la paz social se practica mientras se aúpa a los gobiernos. Ahora se pone como ejemplo de cómo no hacer una movilización, el tema de octubre de 2019; ese ejemplo incluso es publicado por el Comandante de las Fuerzas Armadas, que compara esa movilización no con la reivindicación social sino como subversión e inseguridad.

Mientras a los pueblos les interesa su bien estar, al gobierno le interesa la liquidez del presupuesto y por eso, los nuevos créditos con el aval del FMI tienen condicionamientos que apuntan a la liquidez y no al bien estar ciudadano.

En ese orden están las privatizaciones como ya ha anunciado el gobierno quiere hacerlo con el sector petrolero. La Corte Constitucional igualmente, ha ido minando  a la Constitución y da el aval para la explotación libre del Yasuní y la historia se repite, concluyó Napoleón saltos Galarza.

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