No habrá sinceridad en el próximo debate presidencial. Todo será definido tras las cortinas con los operadores publicitarios y de marketing político. No hay que esperar que las propuestas que ahora realizan los candidatos sean motivo de cumplimiento ya en el ejercicio del poder.
El debate no será de ideas y programas a implementarse en el próximo gobierno, sino que será una guerra tras las cortinas entre los estrategas de marketing, puesto que no se trata de explicar al pueblo su accionas como representante sino captar el mayor número de votos posible.
Habrá por eso, un desajuste total entre el discurso y la práctica, opinó en Nina Radio el analista político Napoleón Saltos Galarza.
El evento electoral también ingresa con el “mote” de no ser transparente y por lo mismo el nuevo Gobierno entra de toda manera debilitado y muy susceptible de la crítica popular y las manifestaciones de descontento.
La segunda vuelta estará marcada por la sombra del fraude denunciado, dijo Napoleón Saltos al comparar que inclusive cuando en la anterior elección de presidente, el también cuestionado CNE e Juan Pablo Pozo, abrió el 12% de actas y ahora, se abrieron únicamente 31 y se contabilizaron 28 que significa mucho menos del 1% del total electoral. Un descarado ocultamiento de cifras.
En todo caso, en el debate que seremos testigos es guerra de publicidad que recomienden los técnicos de mercadeo publicitario y marquetineros, quienes recomendarán una campaña negativa, para dañar al prójimo y no para exaltar ninguna virtud. Esas son las consecuencias del balotaje, expuso Saltos.
