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Se intentó enfrentar pueblo contra pueblo

Es la teoría del activista Patricio Meza, luego de los acontecimientos ocurridos en la comunidad Tzawata del sector El Capricho, cantón Carlos Julio Arosemena Tola-Napo.

Desde que se ejecutó el llamado “mandato minero” en 2008, comuneros de Tzawata sector El Capricho ubicados en el cantón Carlos julio Arosemena Tola, se han asentado en aproximadamente 627 hectáreas de terrenos, las mismas que serían de propiedad de la empresa minera “Terra Earth Rosources”, las que hoy está en disputa.

El pasado 2 de agosto del 2021, hasta el sitio habrían llegado mas de 300 personas en su mayoría ciudadanos afrodescendientes que portando machetes han intentado desalojar del sitio a los comuneros, los que indican llevan en el sitio más de 15 años y se consideran legítimos dueños por ser posesionarios ancestrales.

Patricio Meza, biólogo activista ha participado aquel día en la resistencia, e impidieron a que se concrete la intención de desalojo. “Nos dijeron que venían a trabajar para la empresa minera, parece que nuevamente van a reactivar la actividad minera en el sector. No es posible y no permitiremos”, indicó.

Además, denunció Meza, que dichas personas han sido traídos desde otras latitudes, habían construido covachas con palos del sitio y plásticos, lo que constituye un atropello a la dignidad del ser humano y atenta a las leyes laborales.

Tras la reacción de los comuneros e impedir dicho ingreso existió tensión ante la presencia agresiva del personal contratado y la fuerza pública, la alerta de comuneros y acción organizada junto a las organizaciones permitió la rápida respuesta ante la amenaza y no se dieron hechos que habían anticipado.

Organizaciones como la Confeniae, autoridades del Pueblo Kichua de Santa Clara y el delegado de la Defensoría del Pueblo de Napo, han expresado su respaldo a los comuneros de Tzawata. “se ha vulnerado los derechos colectivos”, señalaron.

Con la presencia de las autoridades indígenas se delinearon estrategias para fortalecer la defensa del territorio, vista que, si bien se ha resistido y expulsado a la minería, la amenaza de una nueva incursión continúa latente, por el momento el lugar está custodiado por elementos de la Policía Nacional a fin de evitar enfrentamientos.

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