En el 2022, la crisis interna del Parlamento golpeó a todos los sectores políticos, en el que se privilegió agendas partidistas que antepusieron la toma de las instituciones clave para ejercer poder.
La Asamblea Nacional concluye este año 2022 confrontada políticamente con casi todas las funciones del Estado, alejada de las demandas cotidianas de sus representados, sin diálogo con el Ejecutivo, sin una agenda en común entre las bancadas, y entrará a su tercer año de gestión donde el conflicto se incrementará cuando busque cambiar a sus autoridades administrativas.
En el 2022, la crisis interna del Parlamento golpeó a todos los sectores políticos, en el que se privilegió agendas partidistas que antepusieron la toma de las instituciones clave para ejercer poder, hubo confrontación y se recurrió a la justicia por acciones de protección, que pusieron en apuros a la legislatura.
Pachakutik perdió la presidencia de la legislatura con Guadalupe Llori, a igual que la Izquierda Democrática la segunda vicepresidencia con Yeseña Guamaní. El correísmo y el PSC armaron una mayoría afín para dar un giro en la conducción del Parlamento con Virgilio Saquicela, y desde esa trinchera se puso en ejecución la tarea de fiscalizar al Consejo de la Judicatura, al Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), pero los resultados fueron adversos.