El juramento hipocrático, como suele decirse comúnmente, le tocó vivir muy de cerca a Carlos Figueroa, médico que ha seguido muy de cerca la pandemia del coronavirus.
Relata Figueroa que “por su amistad con Napoleón Saltos”, fue convocado a tratar del COVID 19 a la abuelita de Andrés Arauz, la misma a quien el candidato llevó a votar el último 7 de febrero. Dice el galeno que después de atenderla, “se quedó conversando, incluso sin saber que tenía ese vínculo de familiaridad con el candidato”.
Esas son las ironías de la vida, incluso en el plano anecdótico, que el médico a quien el propio ex Presidente Rafael Correa lo persiguió y tomó prisionero e incluso no le permitió visitar a su madre agonizante y luego, solo le permitieron estar en el velorio por 10 minutos, sea quien atienda a la abuelita del candidato correísta, Andrés Arauz.
Pero ahí también, prosigue Carlos Figueroa en su relato, al ser vinculados al sector petrolero, pues se enteró que el informe final sobre el bullado caso Singue lo elaboró el padre de Andrés Arauz. Ese informe oficial sirvió para determinar la culpabilidad del ex vicepresidente Jorge Glas.
Yo no sabía de ningún vínculo de sangre entre las personas que atendí y el candidato correísta, pero de haberlo sabido y siendo convocado, por puesto que los habría atendido con la misma acuciosidad y temple, concluyó el médico.