La erosión regresiva amenaza incluso con «tragarse» el proyecto hidroeléctrico Coca Codo Sinclair; nunca se aplicaron en la zona los estudios de la cueca hidrográfica y de influencia a la central, «se hizo la central justo donde no debían»
5 mil kilómetros cuadrados comprende la cuenca de recolección, donde varias áreas protegidas en la zona de Napo- Galeras, Antisana y constituye el área de influencia del proyecto hidroeléctrico Coca Codo Sinclair, dijo en Nina Radio el estudioso del tema Carlos Villarreal.
Durante los últimos años ha existido una influencia humana muy fuerte, continuó el técnico, especialmente a través de la ocupación de bosques. Ahí ese ha determinado un área de 138 mil hectáreas como zona de erosión muy fuerte “y poco se ha hecho para contenerlo”. Para dar un ejemplo continuó Carlos, centenas de miles de toneladas métricas por año se han perdido en esta cuenca, “estas áreas tienen apariencia de graderío de estadio”.
En cuanto a la zona donde opera la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, hay dos tipos de amenaza, la una la erosión regresiva que “puede tragarse al proyecto” y la otra la erosión hídrica.
Observó el técnico que el proyecto hidroeléctrico se construyó en un sitio muy riesgoso, “Ni buscando donde no se debe hacer, se hubiera construido ahí”, puntualizó.
Señaló Villarreal que el riesgo estuvo siempre presente, es sitio bonito pero tiene riesgo decían los estudiosos pero al final, la central fue construida por decisión política.
Finalmente, en cuanto al riesgo siempre existente de la rotura del oleoducto, Carlos Villarreal señaló que cambiar el curso del trazado del oleoducto transecuatoriano y del OCP, valdría para minimizar los riesgos que en este tipo de obras, nunca desaparecen
Los derrames petroleros son recurrentes en el SOTE y OCP, su cambio de curso minimizaría el peligro pero no lo elimina.